10 de junio de 2011

Fanatismo moderno.

"Muy a menudo me invade la siguiente pregunta: ¿Qué me resulta más desagradable? ¿Un descerebrado típico, que llena el silencio de su cabeza con horas y horas de televisión compulsiva, o el idiota que (además de criticar al primero) lee dos libros roñosos y los vuelve el manifiesto y piedra Rosetta de todo su pensamiento y discurso? ¿Acaso un fanático que le grita su amor a Ricky Martin es más patético que uno capaz de lamer el último inodoro donde cagó Cortázar?

Lo que fuma cerebros no es la tele, ni la música funcional, ni ir de compras o jugar videojuegos; lo que marchita neuronas es la mímica repugnante que hace al humano descender al mismo escalón evolutivo que un loro: la falta de ideas propias."